Casa Blesa

El edificio se construye en una parcela situada en la principal entrada de la localidad de Royuela, en una zona de nuevo crecimiento que se urbaniza mediante franjas de construcciones paralelas al acceso más importante. Es la primera construcción que se observa y, por lo tanto, actúa como límite o inicio del casco urbano. A su vez, genera una fachada urbana junto con el resto de edificios de la “tabla” o franja de construcciones en la que se encuentra, que acompaña el acceso a Royuela y que mira a los espacios abiertos que aparecen al Sureste.

Se proyecta un edificio que alberga tres viviendas independientes y algunos espacios comunes como una bodega o una sala multiusos. Una de las viviendas es un dúplex que se distribuye en dos alturas diferentes con las principales aberturas orientadas a Sureste, excepto una cristalera que acompaña a la escalera y que supone el único vano que se observa desde la entrada al municipio. Las otras dos viviendas son apartamentos que se desarrollan en una sola planta, ambos con la misma distribución. En ellas, una gran sala de estar, unida a la cocina, se orienta a las vistas del Sureste a través de una gran cristalera y un balcón de grandes dimensiones. En las habitaciones se abren pequeñas ventanas hacia el Noroeste, que desde el exterior se perciben agrupadas en franjas verticales.

Se pretendía generar una construcción que, en cierta manera, reforzase el concepto de entrada al municipio,  que formara parte del límite urbano del pueblo y a su vez invitara a entrar, una especie de zócalo vertical pensado a escala urbana. Así, lo primero que se observa al llegar a Royuela es la parte más rotunda y pesada del edificio, en la orientación Noroeste y construida mediante dos volúmenes de piedra caliza de grandes dimensiones rotos únicamente por una franja de vidrio vertical que va desde la acera hasta la cubierta.

Para integrar la nueva construcción en la fachada urbana que se genera paralela a la entrada, en la orientación Sureste, se trata de continuar el ritmo marcado por los llenos y vacíos de las edificaciones anexas, que se identifican con los volúmenes de piedra y los balcones que las componen. Este ritmo cambia y se modifica para adaptarse a las características propias de la parcela, que es la última de esa fachada urbana y que, a su vez, responde al perímetro o el límite del conjunto urbano.