Hierro y Arcilla Memorial por la Paz

La muralla de Teruel, que se sitúa en las faldas del altiplano, cuenta en origen con seis accesos o portales y delimita claramente el perímetro del casco antiguo de la ciudad. Durante siglos ha jugado un papel como infraestructura defensiva y en la actualidad ha mutado en una suerte de generador de espacios libres de gran valor, de los que la propuesta “HIERRO Y ARCILLA” pretende servirse..

El valor de los espacios generados por “HIERRO Y ARCILLA” radica también en su capacidad de aprovechar los inputs del lugar que actualmente se encuentran eclipsados por una serie de circunstancias urbanas desfavorables.

Se incorpora la galería de la traída de aguas al proyecto, haciéndola visible y permitiendo que sea visitada de manera sencilla y accesible, al tiempo que se le dota también de protagonismo en el edificio de nueva planta, donde pasa a ser parte del catálogo expositivo del mismo.

Se visibiliza la muralla en este tramo según los criterios del plan director, al eliminar edificaciones en estado precario y suprimir parches y vestigios de dudoso valor arquitectónico o urbano.

Se da continuidad a la red de espacios libres perimetral al casco antiguo, reforzando así la secuencia de espacios verdes y aplacando la presencia del vehículo privado al tiempo que se potencia el uso de los espacios urbanos por parte de los ciudadanos.

La citada contribución a la red de espacios libres de la ciudad se sustancia al convertir la cubierta del edificio en un plano topográfico que da continuidad al espacio público, dando lugar a un graderío para uso y disfrute del ciudadano que hace a su vez las funciones de charnela entre el plano inferior de la plaza y el plano superior,  y se erige como un mirador sobre el noroeste de la ciudad, donde se encuentran los montes de arcilla en cuyas proximidades se libraron algunos de los escarceos de la batalla.

En línea con la idiosincrasia de la propuesta, se plantea configurar un contenedor arquitectónico con una materialidad de cierta dureza en su interior, con reminiscencias a una de las fortificaciones más comunes en conflictos de nuestra historia reciente: el búnker. Ejecutados durante el conflicto con árido de las zonas arcillosas circundantes a la ciudad de Teruel, su aspecto es pesado y rotundo. Tal y como sucede con el edificio propuesto, a excepción del plano del espacio público exterior urbanizado, donde el tratamiento es de naturaleza mucho más amable para el peatón.

En el interior, los muros de hormigón contienen el terreno y delimitan los espacios, acompañados por veladuras conformadas por vastos redondos de acero corrugado estratégicamente colocados. En el pavimento, se abren a discreción áreas rellenas de tierra rojiza, donde se emplazan piezas expositivas y material didáctico, aproximando todavía más al visitante a la realidad del medio físico donde transcurre la batalla