Bar La Botica

En pleno casco antiguo de Albarracín, en la subida del Portal de Molina, se ubica el Bar La Botica. El local forma parte de una antigua casona de grandes dimensiones cuyos herederos pretenden dividir y convertir en apartamentos. Los pequeños espacios que aparecen en planta baja y parte de la planta uno, tienen un acceso independiente desde la Calle y ofrecen la oportunidad de crear una nueva actividad económica apoyada en el importante auge del turismo que existe en la localidad.

Las características de estos espacios hacen que el local que se crea sea de pequeñas dimensiones, íntimo, con luz tenue por su orientación a Norte, y estrechamente relacionado con la Calle a la que vuelca. Con dos plantas claramente diferenciadas, la barra se ubica en la inferior, que está en contacto con la Calle y que también alberga un baño adaptado. En la planta superior, a la que se accede desde unas ligeras escaleras voladas, únicamente aparecen unos conjuntos de mesas de diferentes tamaños y un balcón que vuelve a relacionar el interior con la Calle Portal de Molina.

El local se compone de materiales con texturas naturales como los detalles de madera oscurecida al modo de la zona, el yeso rojo que conforma los revestimientos de paredes o cerramientos y la piedra con la que está construida la barra. Tras ella, un nuevo mural realizado con azulejos artesanales en forma de rombo, hace de fondo de escena principal, generando una composición abstracta con los mismos colores que el tejado de la Catedral de Albarracín.

La iluminación artificial del local tiene un papel fundamental ya que su orientación a Norte la hace imprescindible. Se pretende que la forma de iluminar los espacios refuerce la idea de intimidad y escala reducida que caracteriza al local, tratando de que los focos de luz no sean obvios, los tonos que se crean sean cálidos y acogedores, y los espacios estén iluminados de una manera sútil.